Ladrillos de barro fabricados manualmente con la misma técnica desde la edad media hasta nuestros días. El proceso comienza con un cuidadoso moldeado por la mano del hombre con técnicas y procedimientos tradicionales, espera de su secado al natural, y posterior traslado a los hornos árabes donde se realiza su cocción. Debido a las materias primas que se utilizan para este proceso (leña y orujillo) el horno alcanza altas temperaturas, 1000 grados centígrados aproximadamente; y también a la colocación de las piezas en las jaulas, estas adquieren un tono rojo salmón destonificado, característica propia del barro natural (no industrial) que le confiere un acabado rústico. Este carácter artesanal le convierte en un material distinguido y requerido por muchos para sus espacios. Por ser, no sólo resistente y de alta calidad, sino además, bello e idóneo para cualquier espacio. Estos ladrillos son, además de duraderos y resistentes, la mejor opción para lograr una decoración rústica, consiguiendo una estancia tradicional a la vez que moderna y sobre todo cálida.